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Los cortes intermitentes, que se prolongan por horas, forman parte de un «patrón recurrente que vive el país desde inicios de 2025», según reportes de Activos por la Luz.
En Barquisimeto, los cortes se extienden más allá del sector este. Zonas como Cruz Blanca, Fundación Mendoza, Ruezga Sur y Los Rastrojos reportan interrupciones del servicio de 3 a 4 horas de duración.
«Estos apagones afectan la vida diaria de miles de personas, interrumpiendo actividades básicas y generando un creciente malestar entre la población», indica el informe.
Activos por la Luz documenta que el racionamiento eléctrico «se ha recrudecido en Barquisimeto y Cabudare desde enero de 2025», con fallas particularmente frecuentes durante las horas nocturnas.
Una crisis
La emergencia eléctrica traspasa las fronteras del estado Lara. Otras regiones del país enfrentan situaciones similares: Caracas, Guatire, Barinas, El Vigía, Maturín, San Cristóbal, Coro, Punto Fijo, Los Taques, Cabudare y Maracaibo reportan apagones y fluctuaciones de voltaje.
El informe de Activos por la Luz señala que desde 2025 se han registrado más de 237 apagones a nivel nacional, con una duración promedio de 2.8 horas por incidente.
«Las causas estructurales de la infraestructura eléctrica se ven agravadas por los supuestos ataques contra líneas de transmisión que afectan la estabilidad del Sistema Eléctrico Nacional», expresa el informe.
La respuesta oficial: Sabotaje y defensa
El gobierno nacional ha sido enfático en su diagnóstico. El ministro Vladimir Padrino López ha reiterado en declaraciones públicas que el sistema eléctrico es blanco de «ataques planeados por enemigos externos».
En sus declaraciones, el alto funcionario advierte que estas acciones buscan provocar desorden y afectar la paz social. Esta explicación se enmarca en un contexto de tensión internacional, marcado por la presencia militar estadounidense en el Caribe.
Las autoridades venezolanas mantienen activo un plan de defensa en las Zonas Operativas de Defensa Integral, específicamente diseñado para proteger infraestructuras críticas como la eléctrica.
Mientras tanto, los venezolanos enfrentan una realidad que se repite: la luz se va sin aviso y regresa horas después, en un ciclo que afecta su «calidad de vida y economía, y que parece lejos de encontrar una solución definitiva».
